Las mejores leyendas de Valladolid

Valladolid es una de las ciudades con más mitos y leyendas. Al ser una ciudad con mucha historia, siendo incluso capital de España durante un breve periodo de tiempo, posee un montón de rincones únicos y de pequeñas leyendas de Valladolid que se han ido contando con el tiempo. 

Hoy vamos a conocer todas estas leyendas de esta ciudad, donde estuvieron algunos ilustres como José Zorrilla o Miguel Delibes, entre otros. Muchas de ellas incluyen a personajes ilustres, mientras que otras están relacionadas con los edificios más emblemáticos e históricos de esta ciudad. 

Estas son las leyendas de Valladolid más populares

leyendas de Valladolid que dan miedoSi vas a visitar Valladolid, deberías conocer estas 5 leyendas:

  • Leyenda de Campo Grande
  • Puente Mayor
  • La historia de la Catedral
  • El sillón del diablo
  • La ventana de Felipe II

La Leyenda de Campo Grande

Vamos a empezar con una de las leyendas de Valladolid más conocidas. Se trata de la Leyenda de Campo Grande, un parque de gran tamaño situado en el centro de la capital. Ahí se cuenta una historia, la cual comienza con la víspera de la boda entre Ana Bustos y Tello Arcos de Aponte, siendo interrumpida por Juan de Vargas, el cual supuestamente había pactado volver a ver a Ana hace un año. 

Al descubrirlo, Tello decide retar en duelo a Juan, haciéndolo en Campo Grande, llamado entonces Campo de la Verdad. Tello se encontraba en inferioridad técnica, pero distrajo la mirada de su rival y le dio una estocada mortal. Tiempo después, se produjo otro asesinato en Campo Grande y Tello, que pasaba por ahí, fue a auxiliar al herido, siendo culpado del asesinato por el fraile, que lo vio todo. 

Lo curioso es que Tello se declaró culpable de ese asesinato, pero no de matar a Juan Vargas. Tiempo después, el clérigo observó una balsa con los dos cadáveres en el Pisuerga, uno encima del otro. El cadáver de Tello habló al clérigo y dijo “En duelo injusto los dos, a traición le asesiné, no preguntéis el porqué de la justicia de Dios”. 

El Puente Mayor y las leyendas de Valladolid

Ahora vamos con el Puente Mayor, que tiene una historia entre la familia de Reoyo y la de Tovar, las cuales eran rivales. Cuenta la historia de Flor, hija de un labrador que vivía al otro lado del río. Flor tenía enamorada tanto a Reoyo como a Tovar, los cuales se batieron en duelo, ganando Tovar con un golpe mortal. 

Después del duelo, Tovar tenía una cita con Flor, aunque tuvo que cruzar en barca. Por el camino, la barca se daña y naufraga, pero Tovar se encomienda al diablo para salvarse. Al hacerlo, el diablo crea un puente para cruzar, el cual sería el Puente Mayor. Eso sí, todos los pactos tienen un precio, así que el cuerpo de Flor fue calcinado a cambio. 

La historia de la Catedral de la ciudad

La Catedral de Valladolid es una catedral conocida por estar incompleta. Eso trae algunas leyendas de Valladolid relacionadas con la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Comenzada en 1582, iba a ser una de las más grandes, pero quedó incompleta. 

Las malas lenguas cuentan que fue culpa del Monasterio del Escorial que quedase inconclusa. Dicen que Juan de Herrera se llevó el dinero a Madrid por orden del Rey para construir el monasterio. Sin embargo, si se analiza la historia, se ve que fue la falta de financiación la que causó que estuviera inconclusa. 

Leyendas de Valladolid: ventana de Felipe II

La ventana de Felipe II está situada en el Palacio de Pimentel, actual sede de la Diputación Provincial de Valladolid. Es el lugar donde nació el Rey Felipe II, el cual iba a ser bautizado en San Pablo, en vez de hacerlo en la parroquia de San Martín. 

Por este motivo, se dice que Felipe II fue sacado por la ventana a hurtadillas, ya que la iglesia se oponía a esta decisión. Para homenajearlo, se colocaron unas cadenas en la ventana, que siguen presentes en nuestros días. 

La leyenda del sillón del diablo

La última de las leyendas de Valladolid es la del sillón del diablo. Cuenta la historia de Andrés de Proaza, estudiante de Medicina en Valladolid a mediados del siglo XVI. En la calle Esgueva se escucharon gritos y gemidos en una vivienda cercana, al mismo tiempo que el agua de las tuberías salía de color rojo sangre. 

Al mismo tiempo, desaparecía un infante de unos 9 años. La vivienda donde ocurrió todo era la de Andrés, quién confesó el crimen. Hizo un pacto con el diablo, donde prometía experimentar con el joven infante a cambio de conocimientos de magia negra. El joven Andrés sentó al niño en el sillón del diablo, abriéndolo en vida para estudiar anatomía humana. Por ello, se dice que si te sientas en esa silla, morirás tres días después. 

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